Los orígenes del teatro
El teatro nace en Grecia el siglo VI aC, con las Dionisias, las fiestas dionisíacas. Estas eran unas fiestas organizadas en honor del dios Dionisio (Baco). En principio, se celebraban por la noche y podías encontrarte con procesiones, sacrificios y cánticos. Las más famosas fueron las Arcádicas, en Arcadia; las Antesterías, de Atenas (que duraban tres días); las Carilas, de Delfos...
De hecho, el teatro nació como desprendimiento de los coros (a las odas religiosas se les fueron agregando otro tipo de expresiones hasta el punto de crear el teatro).
En el año 534 aC estas fiestas se transformaron del todo; el poeta Tespis hizo recitar por primera vez a un actor en diálogo con el coro, dando origen a lo que después llamaremos teatro.
En estas fiestas, ya un poco evolucionadas, cantaban y danzaban 12 hombres (el líder del conjunto se denominaba corifeo y se acostumbraba a poner en el medio del círculo). Con la aparición del teatro clásico griego, los corifeos desaparecieron, siendo sustituídos por los dirigentes del coro (dejando su rol de animador y mejor danzador).
Eran frecuentes las coturnas (zapatos altos) y las máscaras con cuernos, que casi no se conservan. Tanto se podían utilizar en las tragedias (cuernos de cabras = drapos) como en las odas (coros; cantos e himnos).
De hecho, los actores de teatro se llamaban hipócritas (hipo= máscara, critas = responder).
En el teatro griego, habían las catarsis y las tragedias, mediante las cuales los espectadores se sentían representados por los actores (hipócritas) y la obra les mostraba los castigos a los que les podrían someter si caían en las bajas pasiones. Se comprendía que todo acababa con la muerte.
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